martes, 25 de diciembre de 2007

Música para momentos

-Esto es absurdo- me contestaste cuando te señalé que me estabas besando en plena calle, mientras deseabas que nadie se enterara.
Era, efectivamente, absurdo, todos nos habían visto salir huyendo como si fuéramos criminales. Y vos insistías en mantener discreción.
Ya clareaba y eso te angustiaba, decías que eras una especie de vampiro y con esa excusa me invitaste a seguir bailando en otra parte. Me mentiste que eran cuatro cuadras, me di cuenta cuando me empezaron a doler las piernas de tanto correr.
-Ya que estamos en el baile, bailemos- dije, sabiendo que ya no había música, pero igual nos movíamos al ritmo de las voces y las botellas vacías y los secretos a medias. Vos y tu música para momentos, imbécil, ¿eso querías saber? Vos y tu música.
Caminamos mucho, ya era de día, había salido el sol y me debías por lo menos unos mates. En lugar de eso, seguimos bailando, un rato más, hasta quedarnos dormidos, abrazados a pesar de las advertencias. Como osos.
Al tercer despertador que estrellamos contra la pared llegó la hora de levantarnos. Vos allá, yo allá también. Y sonidos en el patio, en las escaleras, salidas apresuradas y nada más. Ah, sí, y los mates que me debías y la música para momentos. No quería irme, pero estaba llena de ronchas y vos de dudas. Me tuve que ir. Hacía calor y me sobraban camperas de la noche anterior. Fui regando de sudor las avenidas y ahora yo puse las canciones. Y bailé alegre y embriagada una nochebuena sin alcohol. Mareada de dar vueltas. Y vueltas en el aire…
La calle estaba desierta a pesar del mediodía, claro, era navidad. Aquí y allá botellas rotas y corazones vacíos. Resaca de nochebuena cantada a media voz, ante la mirada del guarda, con cara de pocos amigos.
Quise escribir, pero me venció el sueño, esta vez sin osos, con cáscaras de sangre en la cara y en las piernas. Como escamas por todos lados. Convirtiéndome en un pez venenoso. Nadé un rato más, otro despertador, ya es hora, vamos, es navidad y el parque cierra sus rejas los feriados. No es justo despertarse en una jaula y buscar la puerta por la que otros entran, para salir. Pero sí debe haber sido justo empezar la navidad con Arlt y terminarla con Cortázar antes de la última siesta. Quién puede hablar de algo tan absurdo como la justicia en estos casos de soliloquios e hidras de mil cabezas.
Cierto que nos gusta lo grotesco y la forma de mi culo te seduce, aunque sea por un rato, en que dejo de ser una musa o un ángel, tan poético siempre, vos. La música de este momento podría haber sido un tango, Malena, o Se dice de mí, o Los Mareados. No conozco tantos tampoco. Y me parece que estamos llenando el aire de palabras porque nos aterra el silencio, que suena como un signo de pregunta que se estrella contra tu –nuestra- inseguridad. Sí, mejor me voy y escucho tu música por radio.

Impresiones varias III

Nos metimos de puntas de pie en un mundo gelatinoso. Lleno de preguntas que nadie hace, pero igual, por las dudas, te rehusás a responder. Entonces no hay preguntas ni respuestas ni mañana. Solo un hoy resbaladizo y hermoso. Un hoy que dura hasta que me voy o nos vamos, cada uno a su rumbo y su ritmo, después del mate. O ella vuelva y todo vuelva y mi rumbo sea hacia afuera, más o menos lejos, más o menos como antes, como siempre. Enredados, enchastrados, sonreídos, escondidos, absurdos, osados y qué me importa, ¿no?, qué me importa.
Qué te importa, me pregunto qué es lo que te importa. Pero claro, no hay respuestas y está bien así, nada importa en realidad. No quiero respuestas, no las creería. Nada importa, más que esta mañana y tal vez alguna otra. Antes o después de qué. Ya soy una persona, por fin, una mujer, una chica, una cualquiera, una especial. Una, por fin, alguna. Con el pelo mojado como aquella otra vez, pero esta vez de a dos y de verdad. Aunque sea una verdad limitada e imprecisa, como todas las verdades, al fin de cuentas.
Estoy contenta, eso es lo importante, y me pica todo.
Feliz Navidad.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Nacer en diciembre..

... no es en realidad un problema. El conflicto está en cumplir años, o en querer festejarlo.
Normalmente, el fin de semana posterior es largo y todo el mundo se va. Los que se quedan, incluyéndome, reparten su tiempo entre cientos de brindis y cenas de fin de año.
Ya bastante se come para estas fechas...
Cuando era chica sabía que estaba siempre al filo de las vacaciones y a veces ya muchos se habían ido. Para los 15 de blanco, pero cortito y en casa... a puro choripan. Las fiestas que haríamos hoy en Haedo...
Desde hace 6 años, cumplir en este día tiene otra connotación que fue variando con el correr de los años. Hace 6 años nadie vino a verme, todos tenían miedo y con razón. La calle estaba vacía, había estado de sitio (aunque nadie realmente se tragó ese sapo), mi mamá se olvidó de mi por estar escuchando la radio, todavía retumbaban cacerolas y yo estaba muy, pero muy enojada.
Hace 5 también fue un quilombo, muchos de mis amigos viven en el oeste allende la General Paz, los accesos estaban cortados, pero ese día recibí la llave de mi primer refugio limpito y pintado y fui feliz a pesar de todo.
4 años atrás, si no me acuerdo mal, la cosa estaba más tranquila, fuimos en manada al delta, debe haber caído domingo, no, sábado, pero fuimos el domingo. SS3 hizo una torta, nadie lo sabe pero el merengue quemadito lo hizo sopleteando un desodorante, nadie se intoxicó, pero a mí me dio un poco de asco y creo que no comí.
En el 2004 vinieron papá y Sandi, hicimos gran cena en Floresta y me acuerdo que volvió la furia. En mi casa no había gas, tardé cerca de dos horas en volver del trabajo, Marianita casi me incendia el departamento con un calentador eléctrico de $2, me bañé en lo de Carolina y después fuimos todos a comer y brindar y ya me puse contenta de nuevo. Había bombitas de colores y a la noche se puso fresco y todos le robamos abrigo a Marcela.
El 2005 vio nacer las reuniones en mi casa. Hacía poco había cumplido un año de mudanza y descubrí que podía juntar mis dispares amistades y la mezcla era positiva, salvo excepcionales coincidencias que no pasaron a mayores. Me compré un vestidito verde que por supuesto ya no me entra y disfruté de la compañía.
Para los 25, hace tan solo un año, Gran Fiesta Gran, con cuatro días de adelanto y la tormenta del siglo nos reunimos los primos para un gran agasajo. Esperábamos unas 100 personas, habría música en vivo y baile en el jardín de Floresta. Bebidas, frutillas, música y vecinos enojados. Pero lo dicho: la tormenta del siglo. Terminó siendo una fiesta íntima y algo descontrolada (que no se diga), de los 100 vinieron 20 y tardamos algunos días en reconstruir los fragmentos.
Y ahora... y ahora... se me hunde la canoa. Y ahora no sé, llegué medio derrapando pero contenta. Hay doble joda en casa, familiar y rejunte de amistades... si vale la pena en algunos años les cuento. Mientras tanto. ¡Feliz cumpleaños!

*estoy indispuesta y es mi cumpleaños, así que si quiero postear porquerías lo hago por partida doble.



viernes, 14 de diciembre de 2007

Memotest I

Sentía que Venus estaba jugando conmigo un juego cuyas reglas no lograba descifrar. Una especie de memotest con moraleja. De una u otra manera trataba de decirme algo, a través de mi pasado, sobre el futuro. Si la memoria no me falla, faltan todavía dos encuentros, dos caras, dos apariciones. Luego juntar cara con nombre y volver mentalmente a ese momento, a esos lugares.
Tal vez sería interesante y revelador unir cara, nombre y pasado con el momento del encuentro en el presente.

El primero fue DS5 (sepan disculpar que los llame por iniciales y números, tengo la sensación de que no son un dato menor y la combinatoria, incluso de fechas, me llevará al mensaje que busco) DOS5, para ser más precisa (ahí hay algo, ya hay algo); el lugar: mi casa, el mismo en que todo empezó y en el que terminó lo que quedaba.
El segundo, MV1, lugar: bastante lejos de donde empezó y del durante. Creo que nunca habíamos estado juntos en ese lugar. Esta vez a él lo acompañaba una morocha, nosotros éramos varios.
Después fue PR4 (PSARG4), el lugar y la circunstancia de nuevo coincidían con el comienzo, aunque no con el final.
El siguiente, LMP2, luego de un simpático juego de anticipaciones lo vi en el 15 e intercambiamos algunas frases a lo largo de 2 cuadras, hasta que yo me bajé. Nada para resaltar excepto que había sido mencionado la noche anterior.
Finalmente ayer, SS-2. Caminaba abrazado a una chica, nos miramos a los ojos, no sé si me reconoció, supongo que sí. Corrientes y Perón. Todo había empezado en el Sur y terminó poco después a pasitos de la estación Liniers.
Entre el primer encuentro y el último pasaron 43 días, entre -2 y 5 unos 10 años. Los que faltan: ER-1 y SS3.
El próximo paso será eliminar los negativos y usar ordinales positivos. ¿Alguna pista de por dónde seguir? Se me ocurre juntar las iniciales en ese orden, tachar las repetidas, asignar significados a los números...¡¡Ayuda!!

jueves, 13 de diciembre de 2007

Balance al tun tun

Este año hubo Bahía, hubo Madrid, hubo París, hubo New York. Hubo parto y 28 días.
Hubo que poner el cuerpo, hubo que cuidar el alma. Abrir la garganta y dejar salir un grito desafinado.
Este año cometí cientos de errores, aprendí de la mayoría de ellos, para no cometerlos más, o al menos para cometerlos con decisión. Pero estoy tranquila, todavía quedan muchas piedras con las que tropezar.
Este año me sinceré conmigo, me hice amiga de la soledad, o al menos de la soltería, me expuse y me impuse con violencia. Fluí.
Me había ocupado oportunamente de poner los astros a mi favor, y así fue... algunos problemitas con Venus, nada serio: más amantes que amores.
Puedo decir con orgullo que esta vez no lo hice mierda promediando julio, apenas una bola de nieve y avalancha para fines de marzo. Y aplauso, medalla y beso en la puerta de Puan.
Robé besos, los pedí prestados, di muchos con amor y otros sin convicción. Aprendí a tragar el vino y el humo. Celebré Rosh Hashaná.
Me reencontré con mi niña curiosa y mi adolescente apasionada. Les di a ambas lugar en mi vida, hicieron un buen descontrol, sano y necesario.
Cierro el año entregada a la incertidumbre, peleada con la jodida que me habita y me juzga impiadosa, la que pone en voces ajenas lo que no se anima a decir en voz alta. Peleada con la histeria y con la indiferencia. Enojada, indignada, temerosa, a la defensiva.
Termino el año muy diferente a como lo empecé, se escondió ese aura luminosa que me arrastraba a comerme el mundo. Termino el año devorada y confundida, pero sabiendo que todo pasa. Sin duda, todo pasa y sin duda, tarde o temprano, vuelvo a prender la luz.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Por ejemplo a París

Mi lógica no entra en tu mundo. Posiblemente mi lógica no entre en el mundo de nadie. Ni siquiera en el mío. Posiblemente no exista tal cosa y no sea más que una montaña de prejuicios que construimos como construimos la certeza de que hay una lógica y un mundo. Esa lógica y ese mundo que construimos para asegurar nuestra asepsia.
Sólo aquél cuya pieza encastre perfectamente en la nuestra podrá ver y mostrar un mundo y una lógica completos y de formas armoniosas. No tengo mundo y mi lógica es cambiante, más bien amorfa. Por eso no entra, es una pieza flexible y gelatinosa que se deforma sin amoldarse y rebalsando por todos lados. Por eso mi lógica no entra en tu mundo.
Ni yo.
Quiero irme lejos otra vez.
Esto fue antes de los besos.
Y después sigo queriendo irme lejos, nada cambió realmente.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Una de Arjona

Conozco los dedos de tus pies, pegados hasta los nudillos. Las venas de tu empeine, que se arremolinan en el tobillo. Las marcas en tus piernas, la almendra en tu rodilla derecha. Los muslos anfitriones y asfixiantes. Tu larga ve corta. La doble curva de tu cadera. La cicatriz que te divide, desde el pubis hasta el ombligo, para cerrar en un moño metálico, brillante. El pocito que se forma entre el abdomen y la montaña de costillas. Tus tetas bizcas, del tamaño de una mano, una más pequeña que la otra. Tu amplio esternón. Los brazos alargados y las manos quebradizas, las diez uñas menos una y el lunar de la palma izquierda. Los pliegues de tu cuello, tus orejas chiquitas, pegadas al cráneo, los ojos cansados, la nariz armoniosa, la boca mordida y en llamas. Tu cara ovalada, y hasta las flores de tu pelo.

Pero sigo sin entender qué carajo tenés en la cabeza.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Tres tristes tigres

I’m baby blue.
Cuando me salga over the rainbow voy a ser violeta marmolada de nuevo.
Me cago en la cacofonía.
Tengo tristeza de mp3.
Y también tengo tristeza del mundo número tres.
Con un girasol de cena, me voy a dormir sin postre.
Por vez número un millón trescientos cuarenta y ocho mil setecientos doce. Y no será la última.
Para bailar la bamba se necesita una poca de gracia.

He dicho.

Contacto visual

Volver caminando y hacer contacto visual con todas las barbas desprolijas. De fondo, en los tímpanos, una música sensual. Enamorarme de los que no bajan la mirada y formular una pregunta, siempre la misma, que no hay tiempo de contestar porque detrás viene otra barba desprolija. Demasiados adolescentes, eso no está bien. En seguida ser infiel con un vestido de modal color verde musgo en la vidriera. Contacto visual.

...mil cosas, mensajes....

Igual preferiría patear conejos para calentarme los pies y que aceptaras mi invitación a un mundo más simple, aunque tu lógica sea complicada. En mi mundo simple desatamos nudos y está prohibida la lógica. Y no me corto más las puntas, quiero flores en el pelo.

...con tus ojos de bambi....

Otra barba. La vanidad es una mala dieta para amar. Sostener la mirada ¿es vanidad? ¿Por eso tantas barbas?