martes, 30 de diciembre de 2008

Ahora sí, balance

Este fin de año...

Brindo por el tiempo a favor, por llevar el timón.
Brindo por las voces de todos y por la mía entre ellas.
Brindo por haberme animado a ser.
Brindo por lo temido, por lo llorado, por lo aprendido.

Brindo por los viajes, los charcos cruzados.

Brindo por seguir encontrando lugares.

Brindo por haber cumplido 27, que era lo que tocaba.

Brindo por los balances positivos, por la contentez, por la imaginación, por la sensatez.

Brindo por haberme ido de donde me fui, por volver a donde volví y por llegar a donde llegué.
Brindo por mi hermano y mi cuñada que por fin dejaron de ser amigos.

Brindo por mi papá y por mi mamá y por sus amores.

Brindo por mis amores, por el rato que me hicieron feliz.
Brindo por mis amantes, por quedarse ahí a pesar de todo y ser mis amigos.

Brindo por los desengaños, porque antes fueron ilusiones.

Brindo por los encuentros, los barcos, los aviones.

Brindo por la música y por las palabras. Y por los silencios y las rondas.

Brindo por los libros, los leídos, los hechos, los por venir.
Brindo por Flor. Brindo por mis amigos. Brindo por mis primos.
Brindo por las reglas de tres, las simples, las inversas y las complicadas.
Brindo por la complejidad, las contradicciones, las dudas.

Brindo por que lejos quede más cerca.

Brindo por terminar el año sin acordarme ni cómo lo empecé.
Brindo por repetir brindo muchas veces.
Brindo otra vez.

Salú!

jueves, 25 de diciembre de 2008

Intento de balance

Fracaso en el intento. El balance da positivo con creces.
Punto final.

martes, 16 de diciembre de 2008

Postales de un fin de semana

Olvidos, demoras, peajes, corridas y aplausos. La Cuerda Floja en la cuerda floja. Y yo con ellos.


Gente desparramada cantando, gente desparramada bebiendo, gente desparramada durmiendo. Culos de almohada, colchón de bolsos.




Luz cursi de luna reflejada en el agua. De fondo ruido, de frente río.

Pelota, picado, sudor y cachengue. Miedo, confianza y miedo. Bombos y platillos. Soles y pieles.





Mate, mate, mate, mate, chivito, mate, mate, mate, hamburguesa, mate, mate, mate.







Ausencia, pila, derrumbe, anarquía, ocupación, rotación, pila y ausencia. Colchones.



Estar exactamente donde querés estar, temperatura, volumen, estado, compañía, intensidad.

Otra Luna, verde y emplumada, trepando por mi remera y susurrándome cosquillas en la oreja. Mientras se calienta el agua para el mate.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Bicho bolita

Cuando los propios brazos no alcanzan para abrazar la superficie de nuestros abultados traseros. Canciones que van directo al hígado, con una voz que circula por todo el cuerpo y pone los pelos de punta. No empujes, es simple, no puede entrar. Historias que se cuentan solas, y no son más que finales. Siempre finales. Trazos de esas imágenes, en blanco y negro y algunos (pocos) grises. Letras puntiagudas, que hieren sensibilidades, pero tan poéticas, tan inevitables. Es simple, es cierto, tan simple.

Una detrás de la otra, y la puerta golpea con el viento, tétrico y oscuro. Apenas bosquejos, ni siquiera la ilusión del color. Ni siquiera un plan. Apenas una pena chiquita. Esa que rebalsa.

Brazos y nucas y vasos y nuncas. Nuncas. NUNCAS. Disfrutar del dolor cuando está bien escrito. Disfrutar del golpe si suena lindo, en hombre soprano, en niña carpintero. No es regodearse en la mierda propia, es llorar la poesía ajena. Es hacer carne de una canción. Es entender en las palabras más crudas lo que nadie dice y todos sabemos. Es simple, no puede entrar. Y que por la puerta abierta sigan pasando corrientes de aire viciado.

viernes, 21 de noviembre de 2008

decía...

Era algo que tenía que ver con el tiempo. Con el propio, con el de los demás y con la compleja relación entre ambos. Tenía que ver también con el inconsciente, el boicot y el cuidado silencioso. Con la locura y lo que cura. Con las estrategias, la torpeza, las ganas, la desesperación, la ilusión, las malas elecciones, la frustración, los sitios frecuentados. El déjà vu. Tenía ganas de decirte algo, pero no sé bien qué. Tal vez fuera estar en silencio y ver caer los granos de arena (al fin y al cabo quién fue el cretino que puso agujas en mi reloj). O también podría preguntarte cosas aun sabiendo que no hay manera de entender. Mi lógica no entra en tu mundo, ni yo. Ah, no, esa era otra historia. Déjà vu. Esta realidad no es gelatinosa, más bien absurda. Pero al menos volví a escribir y eso está bien. Aunque sigan las catarsis y larai larai. Lo cierto es que vuelvo a escribir. En la vida hay amores que nunca (nunca fueron tales, cualquier semejanza...) Y aun así quisiera decirte algo, algo que te conmueva, algo que alce las barreras y que pase la farolera. O que pase algo, que te borre de pronto o que vuelva el tiempo atrás.
Hasta antes del madrugón. Al final estaba tan tranquila. Es como despertar a un bebé y después, cuando llora, pretender que vuelva a dormir. Quiero volver a dormir. Estaba tan tranquila.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Déjà vu

Un sexo amargo. Funcional, inmediato, urgente. El vacío posterior. Déjà vu. Ya visto, ya vivido. Sobre esto había empezado a escribir ayer, sin éxito.
La trasnoche, la ducha rápida, la misma ropa, un poco ahumada, del día anterior.
Un cuerpo extraño, dentro de mi cuerpo, extraño. Suena triste, y lo es un poco. Casi tanto como inevitable. Lo dicho: urgente. Películas malas, reflejos deformados, miradas sin complicidad, si profundidad.
Parece una burla, o seré una imbécil ostentando mi propia insuficiencia. Portando con orgullo la bandera de la obviedad. Con orgullo y vergüenza, con orgullo y necesidad. Imbécil.
Tanto en la cabeza y para qué, tanto en el cuerpo, tanto en la boca, en las manos. Nada para dar, nadie que reciba. Sólo sexo amargo y el vacío posterior. Y el déjà vu de no aprender nada, de repetirlo a conciencia. Imbécil.
Sin la capacidad siquiera de arrepentirme o de disimular. A flor de piel, al descubierto casi absurdo, dejándome rozar por la vanidad de los idiotas. Creyéndome invencible y muerta de miedo. Imbécil.
Rebotando como mi propio eco, en la cabeza pum, pum. Rebotando con el cuerpo como una pelota. Simulada, incrédula, ingenua. Imbécil. Levantando la ruina de mis propias palabras, como si no me importara. Como si juntando cada vez los pedazos pudiera armarlo de nuevo. Como si no se notara el pegamento y las grietas envejecidas.
Pidiendo a gritos un salvavidas y recibiendo sonrisas falsas, cómplices farsantes de mi propio sainete. Qué imbécil. Vacía y sola, exhibiendo la miseria, riéndome de ella con los dientes amarillos de una bruja harapienta. Inventando conjuros inútiles, buscando respuestas en ninguna parte.
Ya visto, ya vivido, ya escuchado. Repetido indefinidamente. Desde varios ángulos, a diferentes velocidades, con diferentes niveles de crueldad, de terror, de sinceridad, de negación.
Sólo quiero que sepas una cosa. Nada es cierto, nada de nada. Ninguna de tus palabras, ni de tus gestos. Los anteriores ni los de ahora. Ni los míos, seguramente. Nada debería ser cierto. Este olor a quemado, a noche vieja. Agrio. Todo es un gran malentendido que nadie se atreve a explicar, eso es. Puro miedo, lo de siempre. O aceptar la derrota, que es casi tan doloroso. Ni siquiera estas palabras son ciertas. No son más que un manojo de sensaciones victimizadas para potenciar el déjà vu, que al fin y al cabo no se trata de otra cosa. Sólo una cosa quiero y me está vedada por el mero hecho de desearla. Deseo dejar de desear. Imbécil.
Y como una burla del destino, esto sucede el día de hoy.


martes, 7 de octubre de 2008

domingo, 31 de agosto de 2008

Dudas

A veces puede pasar por ejemplo, que venga de golpe algo y deje todo patas para arriba. Y la tranquilidad te llene de dudas, y las dudas te llenen de miedo, y el miedo se convierta en una cosa oscura e inmanejable.
A veces puede pasar que el reloj gire para el otro lado, y te vuelvas a preguntar quién fue el cretino que puso agujas en tu reloj de arena. Y te vuelvas a hacer una y otra vez esas mismas preguntas. Una y otra vez.
Y pude pasar también que metas tus dudas en el horno y las quemes hasta que revienten, y la casa huela a humo, o las tires por la ventana y recibas quejas de los vecinos por la mugre en el patio. Puede pasar que las congeles, hasta nuevo aviso, pero claro, así es como vuelven a aparecer. Podés, si no, estrellarlas contra la pared y que estallen en pedazos, pero es peligroso, podrías clavarte las astillas y, como en el cuento del gusano en la manzana, una astilla de duda es casi peor que una duda completa, sólida y en buen estado.
Puede pasar que te duermas y esas dudas se conviertan en sueños, para desaparecer al despertar, o puede pasar que no te dejen dormir. Puede pasar que no quieras dudar más, pero tengo una mala noticia... no se puede. No se puede.
No insistas, de verdad, no se puede. Puede que hubieras querido, pero no, y te arrepentiste, pero tarde, si no que gracia tiene. Y ni siquiera estás tan segura de haberte arrepentido porque claro... las dudas. Seguramente era lo mejor aunque lo de la marca en la pared fuera un delirio.

viernes, 15 de agosto de 2008

Jueves bis

Era una cosa re rara sobre llegadas tarde y viejas que cantan en la ventanilla del banco, pero ya ni importa. La puta que lo parió!

Jueves

Estaba escribiendo una cosa re linda, una catarsis que no me estaba saliendo una porquería y me estaba ayudando a dejar de llorar y se me borró todo y ahora estoy enojadísima y con un catarsis interruptus que me quiero morir.

martes, 8 de julio de 2008

Y...

Y además, Flor y yo estamos ocupadas en otra cosa



¡¿Lo qué?!

Me pasa que releo, hace un mes que no posteaba porque no se me ocurre nada, o porque lo que se me ocurre dispara para otro lado. Pero me pasa que releo y algunas cosas me gustan, otras no, pero algunas sí. Y me digo, pucha, me gustaba eso de escribir, de tener una cierta regularidad, de pensar en voz escrita, que es como mejor me sale pensar. Y me pasa también que me doy cuenta que posteaba para vencer algo y que me sale escribir cuando quiero estallar. Que escribir era mi forma de estallar. Y me pasa que ahora estallo de otras maneras y cuando escribo me sale cursi y horrible. En cambio cuando estallo me sale como de colores y salado. A veces estallo de alegría y canto fuerte y me pongo contenta y quiero estar así sin parar. Y desde que la terapia intensiva como que no estallo pero tampoco contengo, eso significa que funciona, aunque la ansiedad y todo eso. No estallo, no contengo y tampoco escribo, es cierto. Pero releo y me pasa que me dan ganas de escribir, pero tengo que aprender a escribir de nuevo, a escribir sin estallar, o aprender a mentir. Inventar estallidos. Sí, eso estaría bueno. Cantar de alegría, escribir estallidos de mentira y estallar en colores.
Me pasa que no quiero dejar esto y no quiero hacerlo sin ganas. Ahora me dieron ganas y no estoy estallando ni mintiendo. Me pasó que releí y me acordé lo bien que se sentía. Y se sigue sintiendo, sólo que ya no sé si es como mejor me sale pensar. Sólo que no sé si quiero pensar tanto. Digo... en estas cosas. Quiero ser un poco más carne, más cuerpo, más voz, más yo, claro.
Me pasa eso, que tengo que aprender a escribir de nuevo. Larailarai....

Ahhh.... por eso

Tras un mes, el primero de cuatro, de terapia intensiva, no puedo aguantar la ansiedad. Quiero arrancarme todos lo cables y salir como siempre de trompa a llevarme el mundo puesto.
Justamente por eso es que todavía no debería.

domingo, 8 de junio de 2008

Filosofía barata

Por fin oscurece... la nada se vuelve menos culposa

miércoles, 4 de junio de 2008

Tres

Existe un acuerdo tácito según el cual, si uno no especifica, las medialunas que acompañan al café con leche son 3. Por eso me gusta Buenos Aires.

lunes, 2 de junio de 2008

¿Quién lo hubiera dicho?

Un reciente estudio de la Universidad de Río de Janeiro (y la vía) demostró que un clavo no es lo más efectivo para sacar otro clavo: se necesita uno de esos martillos que de un lado tienen dos piquitos.

domingo, 1 de junio de 2008

¿?

A veces me pasa que no puedo dejar de preguntarme de qué carajo estás hablando.

viernes, 30 de mayo de 2008

Instrucciones

Es un método.
Primero se echa el azúcar, los tres sobrecitos juntos. Se mira fijamente cómo los granos forman un bloque que se hunde dejando en la superficie apenas una huella sutil.
Despues se junta la espuma suave con la cucharita, poniendo especial cuidado en que la espuma no se mezcle con el líquido. Se comprueba con satisfacción que algunos granos de azúcar abandonaron el bloque y quedaron atrapados en la superficie espumosa.
Al final se revuelve y se sigue con la lectura como si nada hubiera pasado, eventualmente se moja la medialuna en el café, yo paso.

viernes, 23 de mayo de 2008

Adivinanza

Esperé durante días, semanas, meses, que tocaras el timbre. Perdoné tus ofensas. Escribí, borré, escribí, borré. Escribí. Borré. Te eliminé, te bloqueé, te volví a agregar. Me resigné como estrategia de lucha y tantas otras veces me resigné de verdad. Atajé todos los boomerangs aunque me lastimaran las manos. Tejí intrigas y me terminé enredando. Hablé de más. Y de menos, y con nadie. Quise, quise mucho, quise siempre que me quisieran. Así enceguecí. Lloré, grité. Me volví a resignar así y asá. Pasé por tu puerta y miré para adentro, las luces apagadas. Apagué entonces mi luz. Me eclipsé y resurgí. Volví a arriesgar, una y mil veces, volví.
Y adiviná qué.

jueves, 15 de mayo de 2008

En resumen

...lo verdaderamente grave de todo esto es que volví a comprar compulsivamente lapiceras en el subte...

martes, 13 de mayo de 2008

La nada

tambiénesquenosécómohacernovienenosemeocurrequizásnosea másqueesoymeestéconvirtiendoenpuraausenciaypiensoypienso peronadaquierointentoensayerrorynadaentonceslafrustración porqueséquequieroysientoquenopuedoyelcuerponomelopideme lopidelacabezaycuandolopidelacabezaynoelcuerposaleunacosa forzadaunchorizoinconexoquenoséquéespeormesiguenyencima todolodemásnosólomiausenciasinolaausenciatuyaladeélyaquello quepodíahabersidoyquecapazpuedersertodavíaperoescribopara llorarysonpurasporqueríascatárticasquenoleinteresananadie solamentesirvenparaqueporfinpuedacuandonopuedonidormirni llorarporqueestásalladomíoyescomosinoestuvierasynopuedo dormirnillorarniescribirnihacerdecuentacomosinadayseguir viendoesapelículaquenoqueríaversolasentiendequieroperono puedosolamentepuedocantaryesomehacesentirbienperoextraño escribirsesienteraro.

lunes, 17 de marzo de 2008

Música para mí

Estoy cansada de hablar de vos conmigo.
Estoy cansada de hablar de vos.
Me voy a caminar por ahí.
Estoy cansada de hablar.
Estoy cansada.
Me voy a caminar.
Estoy.
Me voy.
La mejor manera de amar es amar sin medida,
La mejor razón para amar es que nadie te obliga.
No quiero escucharte más
no quiero escuchar más tu voz
No quiero. Música fuerte
igual se filtra. Callate, por favor
Todo lo daría
Añorar, ¿no? lo que nunca jamás sucedió en realidad
Decime de dónde viene la noche. Ver lo mejor
Hacer pasar el tiempo
El tono de su voz. Silencio por favor. Cantar fuerte
No vuelvo hasta mañana
Mañana. Tirarnos en el pasto. Despertar. Una etapa de arrepentimiento.
Tu nombre no es un nombre más. Es otra vez todos los nombres. El extranjero.
El tiempo desvanecer. Se desvanece.
Devasta. Demasiado. Para ver.
Qué será de mí.
Desilusión. Y me aburro.
Gracias al sol. La piel. Mejor me callo. Para darte. Y si vos querés. Sin pensar.
Sin pensar.
Si se va. Arañando por dentro. Si total. Luces Azules.
Maleta al hombro. Se pueden imaginar.
No señor, le contestó. Noches perdidas
Como tu olvido. Para escuchar.
Para hablar. con.
Como recuperar. De vos conmigo. Es que.
Tomame la mano. Ven.
Nada más sano que la verdad.
Y el perdón. No llorabas por mí.
Otra vez.
La voz. Alta.
Fuerte. Presencia.
Silencio. Por favor. Silencio.
Espejismo. Quedarse a ver el sol.
Ahora no.

lunes, 18 de febrero de 2008

Pienso no?

Y que pasen los días. Uno detrás de otro, ponele. No importa dónde ni si hace frío. Podríamos tomar vino y café. Y leer desnudos debajo de una frazada. Un gato ronroneando en los pies estaría bien. No debería existir el aburrimiento y en primavera iríamos a caminar por el bulevar.
Pilas de películas, postales y cuadernos en blanco. Música bajita y a veces cantar.
Y que, uno detrás de otro, pasen los días.

Mudanza temporaria...

Desde el 17 de febrero al 15 de marzo, este blog funcionará a media máquina, mis crónicas de viaje, como aclaré en Abran cancha, las pueden encontrar con frecuencia incierta en OoopsMou

miércoles, 13 de febrero de 2008

Todos los nombres

el bohemio, el sensible, el empresario, el empalagoso, el poeta, el bobo, el filósofo, el rojo, el bebi, el músico, el fotógrafo, el pesado, el extranjero, el pelado, el feo, el quesíqueno, el hippie, el de siempre, el colega, el que sí, el imposible, el otro, el infiel, el lindo, el que no, el peludo, el oso, el nuevo, el triste, el gracioso, el colgado, el amigo, el gordo, el pendejo, el cordobés, el judío, el copado, el dispuesto, el baboso.

Todos los nombres... no son el mismo.
...


lunes, 28 de enero de 2008

B/N

Lo primero fue despertarse y ver todo en blanco y negro. Sentirse una película vieja, muda. Borroso hasta que fue descubriendo las marcas rojas en las piernas, la pileta azul, la tapa naranja de Rayuela. De ahí a ubicarse, a separarse del sueño y volver al sol de la tarde.
¡Qué aburrido era estar sola!
La imagen ya estaba prohibida, extirpada. Sin embargo almorzar con su abuela y la de...
Y poner la mejor sonrisa, agradecer los piropos porque el mundo es jodidamente pequeño pero una cosa no tiene nada que ver con la otra. Y la pobre vieja qué sabe. "¿Soltera?, con lo linda que sos (Ay, señora, si usted supiera), con ese cuerpito (si supiera), ya vas a encontrar a alguien (Ay, ay)".
Y a ella, que se le prende como fuego debajo del estómago y le sube hasta la garganta, pero en los labios pura sonrisa y "claro, no tengo apuro (22, 21, 20...), señora. ¿Alguien en vista? No, señora (si usted supiera)". Mientras se carcomía del asco por sentir todavía el olor de la noche, el de todos los nombres el mismo.
La imagen proscrita devenía en abrochadora, y ahora andá a sacarle de la cabeza que la desilusión lleva ganchos Nº 64.
Por ahí con un chapuzón el tiempo recuperaba su habitual velocidad, aunque fuera domingo. Pero se sintió una estatua de sal, alto riesgo de disolución. De transformar todo en mar.
Solamente evitar dormirse al sol o con la persiana abierta. Apagar el ventilador para no erosionarse y frotarse el culo para condimentar la ensalada.
¡Qué aburrido es estar sola!

sábado, 26 de enero de 2008

Catársis anacrónica

Abriste la puerta y los dejaste entrar, jodete. Cerraste, blindaste, hermetismo total. ¿Ahora estás mejor? Jodete. ¿Hay una manera? Claro que no. Sí hay: joderse. O que no te importe, que a la larga termina siendo más o menos lo mismo. Si no te importa te jodés pero no te das cuenta. Una vez le pregunté a alguien que tenía un problema, si quería resolverlo o si lo que quería es que dejara de serlo. Es lo mismo -respondió. No señor, no es lo mismo, para nada es lo mismo.
Si algo te duele podés eliminar la causa (y con ella el dolor) o tomar un calmante y dejar que te sigan martillando la cabeza. Yo prefiero deshacerme del martillo. Aunque tarde más, aunque duela más. Me niego a resignar sensibilidad.
¿A qué venía esto? Ah, sí. No voy a jugar el juego como si no me importara. O nos jugamos enteros o cada cual a su casa. Eso es todo. Y me jodo. Sí, me jodo y me importa, pero prefiero el dolor a la indiferencia. Elijo jugarme y perder. Pero jugarme. Si querés jugártela conmigo, adelante, pero no te confundas, dije jugártela conmigo, no jugar.
Si querés jugar, comprate un yo-yo.

miércoles, 23 de enero de 2008

O algo...

- Me gustaría tener un bebé... o algo
- ¡O algo? ¿qué? ¿Un hamster!
- Sí... no sé... o un sobrino
- Yo tengo un sobrino, te lo presto, se llama Esteban.

domingo, 20 de enero de 2008

Estúpido

Me encantan los diálogos que terminan en “sos un estúpido”.
En cambio los que terminan en “no”, especialmente en “mejor no”, me parecen horrendos.
Por eso cuando veo en una conversación su tendencia a terminar en “mejor no” me voy preparando para lanzar mi remate: ¡sos un estúpido!
Y así el diálogo queda estupendo.

sábado, 12 de enero de 2008

Walk the line

Aclaración: si no la vieron, no sigan leyendo. Después no digan que no les avisé.



Llorando por vez número veinte con esa película. A las dos y media de la mañana, con un vaso de Coca Cola sin gas y el aire fresco que entra por la ventana. Get rhythm, when you get the blues, get rhythm. Y ella por fin le dice que sí, enfrente de todo el mundo, le dice que sí. Y se besan. Y yo lloro, como la vez anterior y como cuando le dice que hizo todo mal y ella le dice que sí, pero que ahora tiene una segunda oportunidad. Y yo lloro, they’re going to Jackson. ¿Vieron?, al final le dice que sí, y son felices para siempre, pero sólo al final. ¿Si mi vida durara dos horas me dirías que sí más rápido, y seríamos felices para siempre? 2:00:00... 1:59:59... 1:59:58... 1:59:57... 1:59:56...

jueves, 10 de enero de 2008

Monstruos bajo la cama

Te levantás con una imagen en la cabeza, la imagen es vaga pero la sensación, precisa. La imagen te acompaña a lo largo del día, de varios días. Le vas agregando detalles, dándole forma a los objetos, cambiándolos de lugar, pintando las paredes, sacudiendo alfombras.
Con los días ubicás algunos muebles, dudás, probás de una manera y de otra.
Hay un otro, intercambian opiniones, llegan a acuerdos. Juntos reacomodan el lugar, le ponen música, cuelgan fotos de las paredes, tuyas, del otro, de ambos, paisajes...
Una planta o dos, para darle más vida. La biblioteca, tal vez un escritorio. Y un ventilador.
Soñás con esa imagen de 3 x 4, soñás la secuencia, por momentos te hace feliz, por momentos sentís que te persigue, o que te obsesiona, y le tenés miedo. Tenés miedo de tu imaginación, pero no podés luchar contra ella. Seguro perderías, por eso le tenés tanto miedo. Entonces con ingenuidad “elegís” conservarla, controlarla, convivir con ella. Tratás de no alimentarla, porque crecería el miedo, pero no te animás a erradicarla porque, decí la verdad, te hace feliz.
A esa imagen un buen día se le suma otra... algo que leíste, algo que escuchaste empieza a tomar forma. Tiene forma de persona, de personita, de deseo. Deseo de dos, más uno. Y ahí empezás de verdad a tener miedo. Un miedo que ya conocés, porque sabés lo que es vivir de ilusiones, sabés lo que es querer y no poder. Pero esa imagen te hace ilusoriamente feliz y te perdemos. Estás acá, pero meses, años después, estás en esa imagen, perdida, ausente del presente. Tan feliz como volátil, incapaz de reconocer lo que es real de lo que es un sueño, ya te pasó otras veces, de chiquita, no te hagas la boba. Te pasó que soñabas y te lo creías, y andabas con miedo a los monstruos que dormían debajo de la cama.

Y cuando te das cuenta, porque en el fondo te das cuenta, de que era todo una fantasía, ves el monitor, mirás la ventana enfrente tuyo, mirás tu vida y la sentís vacía. Y entendés todo, aunque preferirías no entender nada.

miércoles, 2 de enero de 2008

Cosas que pasan

Perdí mi reloj en París seis horas después. Mis anteojos cayeron al río el día de año nuevo, terminaron devorados por un cardumen de mojarras vengativas. Perdí la virginidad hace algunos años (chiste, papi), la vergüenza algunas veces, la esperanza.
El orgullo no lo perdí, pero se me rompió en alguna vereda. Perdí amigos y oportunidades, un zapato en Figueroa Alcorta y La Pampa, una campera en Arequipa.
Perdí colectivos, la noción del tiempo, números de teléfono y mi música en un cajón de la oficina.
Perdí al TEG, alguna que otra apuesta, una tortuga, una bombilla con el mate. Perdí el miedo una noche en San Justo, perdí la lancha por quedarme dormida. Pierdo los estribos de vez en cuando, me pierdo en la ciudad cuando salgo del subte. Me deshice de algunas capas protectoras, cambié de piel varias veces en un año. Perdí el sueño. Perdí cientos de paraguas.

Sin embargo en todas estas pérdidas, que me fueron desnudando, gané un poco. Gané contacto, no sabría explicarlo ni quiero.