martes, 17 de noviembre de 2009

Papiroflexia

Y como tengo una vida zarpada en vértigo y emociones... hoy también me dediqué a aprender algo nuevo:



jueves, 16 de julio de 2009

La araña chiquitita ataca de nuevo

Hace unos cuantos años, en una sesión de terapia grupal, mi psicóloga nos propuso que cada semana intentáramos experimentar alguna cosa nueva. No hacía falta que fuera algo grandilocuente... simplemente probar hacer, solos, algo distinto a lo de todos los días. Yo fui desde una clase de masajes eróticos hasta intentar sin éxito cambiar los cueritos de mis goteantes canillas.
Aunque no considero que alguna vez me haya resultado difícil probar cosas nuevas, me pareció una propuesta de lo más interesante, que no vino a traer un mundo de novedades, sino a alentar el desarrollo de algo que, al menos en mí, ya estaba ahí, y por qué no, animarse con esa excusa a algunas cosas pendientes. Despertar la curiosidad.
Años después de esta experiencia, siempre la tuve presente a la hora de embarcarme en alguna cosa, cuando empecé a estudiar canto, cuando me animé a hacerlo delante de otra gente, cuando decidí dar clases en la facultad, ser presidente de mesa o enamorarme de un extranjero (ok, esto no lo decidí... pero sí darle para adelante).
Esta semana, por ejemplo, arreglé a fuerza de maña mi mp3, y a fuerza de guantes y cuchillo destapé el desagüe de mi baño.

Punto aparte.

Desde hace bastante tiempo y por distintas razones (algunas también surgidas de aquellas sesiones de terapia grupal), me identifico con una araña... preferentemente chiquitita.
Esta viene siendo mi nuca, por ejemplo, para el que no la conoce.

La cuestión

Entonces

Es que me decidí,
y por fin
estoy
aprendiendo
a tejer

Gracias abu! Les presento mi primer ovillito de práctica.

jueves, 25 de junio de 2009

De cómo fue que sucedió

Y ya que estoy hablando del amor, y ya que estoy en cama con gripa pero no hay forma de que me duerma, voy a contar esta historia porque aunque lo hice mil veces, me encanta contarla y ya no tengo a quién.
Tacantau fue invitado, junto con La Cuerda Floja y Cachengue y sudor a cruzar el charco para cantar en el Festival Bolsa de Murgas, un hermoso fin de semana de diciembre de 2008. Los organizadores nos habían reservado un galpón enorme en el que pasaríamos la noche desparramados en 40 colchones. La tarde fue transcurriendo, paseos a la playa, mucho mate, solcito, algunos juegos en la rural del prado, prueba de sonido. Todo bien de bien. A la noche actuamos, hasta acá puro preludio.
Después de actuar, cambiarnos y demaquillarnos, pintó el hambre y la sed. Sandra me acompañó a comprar una hamburguesa. "Yo me quedo acá", le dije sin sacarle los ojos de encima al parrillero. Ella entendió demasiado literalmente, tomó su hambuguesa y se fue. Yo me quedé. Hasta que llegó mi hamburguesa, que tardó lo suficiente para que el parrillero y yo intercambiáramos algunas frases y sonrisas.
Las cervezas se fueron sucediendo al ritmo de las murgas y la noche avanzaba siestas mediante sobre alguna pila de colchones. Tímido pero imperturbable seguía el intercambio de miradas a través de la cortina de humo de los choris.
Con la noche y el alcohol bastante avanzados, comenté nuevamente a quien me quisiera escuchar (Inés, en este caso) acerca de lo lindo que era el parrillero (cuya belleza se acentuaba también con el paso de las horas), y agregué "una cerveza más y encaro". No sé cuánto tiempo tardó Inés en traer esa cerveza, pero estoy segura que fue poco. Mientras tanto me llegaba algún chisme del tipo es licenciado en no sé qué cosa extraña, medio científico loco, le dicen "Locura", etc...
En una pausa de ese transcurrir de murgas sobre el escenario, uno de los organizadores, Diego ("El padrino"), anunció una especie de juego cuya gracia objetiva no encuentro pero fue una gran idea: La pareja integrada por un residente de cada orilla del Río de la Plata (condición que debía ser documentada), que subiera de la mano y se besara sobre el escenario, recibiría como premio una botella (otra) de cerveza...
Esta es la mía, pensé en voz alta para quien quisiera escucharme, creo que esta vez fue Leticia, salté de la silla y me fui corriendo al galpón. De ahí a la parrilla, donde, cédula en mano dije: "Es una propuesta". Locura, ni lerdo ni perezoso se escurrió y me llevó de la mano flameando hasta el escenario.
A todo esto yo había olvidado que el lugar estaba lleno de gente. De hecho creo que el juego había terminado, pero en mi mundo solamente girábamos él y yo, y mi mano dentro de la suya.
Llegamos al escenario, presentamos nuestras credenciales mientras yo escuchaba a mis compañeras gritar desaforadamente y todo ese mundo se volvía un tanto confuso... qué hacía toda esa gente ahí, ¿por qué gritaban? Con nuestras identidades biRíoplatenses fiscalizadas, vino el beso. Yo no me acuerdo y la única foto que hay solamente muestra mi mano en su cuello... pero los testigos dicen que fue un señor beso. Nuestro primer beso. Faaa.
Todavía incrédula lo seguí a buscar nuestro "premio". Y tomamos tranquilamente la cervecita mientras los amigos pasaban y saludaban como si nos hubiéramos ganado un Martín Fierro.
Un poco tímidos y bastante contentos por la situación atravesada seguimos charlando, mirándonos y sonriendo mientras tomábamos. Cuando terminé la última gota, devolví la botella mientras jugaba mi carta final: "No fue por la cerveza". Beso y cada cual a sus puestos.
La noche se hizo día y nos encontró bailando y queriendo más.
Y tuvimos más. A diciembre le siguieron las vacaciones de verano. Internet, buquebus y cupido están haciendo el resto. Y así fue que sucedió lo del bendito amor

El bendito amor

Hace varios días que vengo rumiando una idea que trataré de plasmar.
Es notable lo fácil que me resultaba escribir sobre el amor cuando no lo era, cuando estaba lleno de desencuentros, contradicciones, desengaños. Escribir desde la catarsis, la rabia, la pena.
Ya hablé alguna vez sobre esto, cuando se me hizo tan evidente que la felicidad atentaba contra mi escritura. Hoy quería hablar de el amor específicamente, y de su compatibilidad con mis palabras escritas, quizás de esta manera pueda reconciliarlos y volver a escribir.
El amor es posible, está siendo posible. No hace tanto tiempo estaba de ese lado, del lado de los que creían que ya no nos tocaría, pero en el fondo conservaba la esperanza y aun la búsqueda, a veces desesperada, de aquel príncipe cuyo beso me despertara del letargo.
Durante esa búsqueda escribí mucho, cada desengaño explotaba en un torrente de palabras dolidas, llenas de emociones tristes, palabras necesarias para cerrar las heridas y volver a la batalla. En el medio encontré la música en mi voz y las palabras se perdieron un poco del papel para colarse en algunos ventarrones que pasaban.
Fue esa música en la voz la que posibilitó la aparición del príncipe, por varias razones que no vienen al caso.
Volviendo al tema del amor y la felicidad escrita. Quiero volver a escribir. Quiero amar, ser amada, seguir cantando y volver a escribir. Quizás estoy pidiendo demasiado.
Quiero que mis próximos escritos hablen de las cosas lindas que me pasan, incluso en la misma clave netamente emotiva y a veces confusa y hasta críptica en que escribía mis fantasmas para sacármelos del cuerpo. ¿Cómo se hace?
Como ya dije una vez, tengo que aprender a escribir de nuevo, todavía no lo logro, pero tenía estas ideas en la cabeza y bueno... la gripe... las tuve que escribir.

domingo, 29 de marzo de 2009

Ay qué miedo

Llego a Ezeiza, busco con la mirada a un desconocido que sostenga un cartel que me identifique. En cuanto lo encuentro me resigno a que mi nombre esté mal escrito una vez más (hasta hace pocas horas era La Creu, ahora era Lacreur), menos mal que no uso doble apellido.
Llegué decía, un remisero me esperaba, encaramos la salida... Llegando al segundo peaje en la autopista, vemos que hay una laaaaaaarga fila, me indigno y festejo a los que tocan bocina. 5 minutos después llegamos a la barrera, que por cierto había estado abierta todo el tiempo. A partir de este momento yo permanezco callada todo el trayecto, de manera que todos los guiones corresponden a mi interlocutor devenido monologuista.

- No lo puedo creer (en adelante NLPC), qué desastre (QD)
- Seguro son estos neg... villeros que están cortando, QD, este es el país de la joda, hacen lo que quieren NLPC!

Seguimos avanzando, muy lentamente...

- NLPC!, QD! es increíble, un domingo a la noche QD!
- Seguro que están cortando, son doce negros borrachos, siempre lo mismo!

Después de muchos NLPC, QD y otros similares... logramos desviarnos.

- Son estos negros de mierda, hacen lo que quieren.

El desvío nos acerca finalmente a la General Paz, en donde se pueden ver unos ocho camiones parados, bloqueando la mitad de la entrada.

- Ahhh, noooo, mirá lo que es, son los camiones parados, mirá el quilombo que armaron! Claro, tienen que entrar en Liniers y salen por acá, estos están para entrar mañana. Después que no me digan... mañana entran 60.000 cabezas de ganado, vas a ver.
- Nooo, a estos del campo hay que matarlos a todos. Ahora por General Paz llegamos en seguida, vos ya tendrías que estar en tu casa.

Hay gente que me da miedo de verdad.

jueves, 5 de marzo de 2009

Escupir para arriba

...razonamientos de lógica indispuesta que suscitan la mirada extraterrestre de un puñado de hombres sinceros y el liso y llano desprecio de los hipócritas...

domingo, 1 de marzo de 2009

Estoy contenta

... será por eso que no escribo?