jueves, 10 de enero de 2008

Monstruos bajo la cama

Te levantás con una imagen en la cabeza, la imagen es vaga pero la sensación, precisa. La imagen te acompaña a lo largo del día, de varios días. Le vas agregando detalles, dándole forma a los objetos, cambiándolos de lugar, pintando las paredes, sacudiendo alfombras.
Con los días ubicás algunos muebles, dudás, probás de una manera y de otra.
Hay un otro, intercambian opiniones, llegan a acuerdos. Juntos reacomodan el lugar, le ponen música, cuelgan fotos de las paredes, tuyas, del otro, de ambos, paisajes...
Una planta o dos, para darle más vida. La biblioteca, tal vez un escritorio. Y un ventilador.
Soñás con esa imagen de 3 x 4, soñás la secuencia, por momentos te hace feliz, por momentos sentís que te persigue, o que te obsesiona, y le tenés miedo. Tenés miedo de tu imaginación, pero no podés luchar contra ella. Seguro perderías, por eso le tenés tanto miedo. Entonces con ingenuidad “elegís” conservarla, controlarla, convivir con ella. Tratás de no alimentarla, porque crecería el miedo, pero no te animás a erradicarla porque, decí la verdad, te hace feliz.
A esa imagen un buen día se le suma otra... algo que leíste, algo que escuchaste empieza a tomar forma. Tiene forma de persona, de personita, de deseo. Deseo de dos, más uno. Y ahí empezás de verdad a tener miedo. Un miedo que ya conocés, porque sabés lo que es vivir de ilusiones, sabés lo que es querer y no poder. Pero esa imagen te hace ilusoriamente feliz y te perdemos. Estás acá, pero meses, años después, estás en esa imagen, perdida, ausente del presente. Tan feliz como volátil, incapaz de reconocer lo que es real de lo que es un sueño, ya te pasó otras veces, de chiquita, no te hagas la boba. Te pasó que soñabas y te lo creías, y andabas con miedo a los monstruos que dormían debajo de la cama.

Y cuando te das cuenta, porque en el fondo te das cuenta, de que era todo una fantasía, ves el monitor, mirás la ventana enfrente tuyo, mirás tu vida y la sentís vacía. Y entendés todo, aunque preferirías no entender nada.

2 comentarios:

lexi dijo...

qué buen relato!!!! me encantó, saludos!!!

cuakerboy dijo...

Debajo de la cama
se sigue escondiendo
el miedo inmemorial
a mirar