jueves, 25 de junio de 2009

El bendito amor

Hace varios días que vengo rumiando una idea que trataré de plasmar.
Es notable lo fácil que me resultaba escribir sobre el amor cuando no lo era, cuando estaba lleno de desencuentros, contradicciones, desengaños. Escribir desde la catarsis, la rabia, la pena.
Ya hablé alguna vez sobre esto, cuando se me hizo tan evidente que la felicidad atentaba contra mi escritura. Hoy quería hablar de el amor específicamente, y de su compatibilidad con mis palabras escritas, quizás de esta manera pueda reconciliarlos y volver a escribir.
El amor es posible, está siendo posible. No hace tanto tiempo estaba de ese lado, del lado de los que creían que ya no nos tocaría, pero en el fondo conservaba la esperanza y aun la búsqueda, a veces desesperada, de aquel príncipe cuyo beso me despertara del letargo.
Durante esa búsqueda escribí mucho, cada desengaño explotaba en un torrente de palabras dolidas, llenas de emociones tristes, palabras necesarias para cerrar las heridas y volver a la batalla. En el medio encontré la música en mi voz y las palabras se perdieron un poco del papel para colarse en algunos ventarrones que pasaban.
Fue esa música en la voz la que posibilitó la aparición del príncipe, por varias razones que no vienen al caso.
Volviendo al tema del amor y la felicidad escrita. Quiero volver a escribir. Quiero amar, ser amada, seguir cantando y volver a escribir. Quizás estoy pidiendo demasiado.
Quiero que mis próximos escritos hablen de las cosas lindas que me pasan, incluso en la misma clave netamente emotiva y a veces confusa y hasta críptica en que escribía mis fantasmas para sacármelos del cuerpo. ¿Cómo se hace?
Como ya dije una vez, tengo que aprender a escribir de nuevo, todavía no lo logro, pero tenía estas ideas en la cabeza y bueno... la gripe... las tuve que escribir.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

bientooo!!! Viste? si se puede si se puede!!...
Vos si que entraste al club bien de bien! jaja!!... Y me alegra pila!
Beso!N.

Sofía dijo...

bueno, aunque no sirve de nada te cuento que es bastante común lo que te pasa. Al parecer los seres humanos somos más creativos con la miseria que con la alegría. Siempre buscando soluciones a problemas o creando problemas para luego solucionar. Es muy difícil sentarse y simplemente decir: soy feliz. ¿Qué tiene de interesante eso? ¿y cómo se describe?... No te puedo ayudar porque aún no se las respuestas, solo se que también me pasó eso de sentirme tan bien que no puedo escribir.
Si la descubro, te aviso.

besos,
Eu.

Lucas Berruezo dijo...

Saludos. Tengo que decir que no estoy de acuerdo. La idea de que sólo estando mal se puede escribir es un resabio romántico que persiste en la cabeza de muchos. No digo que sea completamente falso, sólo que, como todas las cosas, es cierto para algunas personas y falso para otras. Creo que tiene que ver con la convicción de cada uno. Si creo que para escribir me tengo que sentir mal, entonces sólo voy a poder escribir sintiéndome mal. En mi caso, por ejemplo, ocurre todo lo contrario. Cuando estoy mal caigo en un estado de intoxicación y autodestrucción en donde la escritura no puede ocupar ningún lugar. Se ve desterrada, como casi todas las cosas que conforman mi mundo cotidiano. Cuando estoy bien, ahí sí puedo escribir, aunque lo haga de cosas terribles. En fin, no busco una discusión, sino un mensaje de esperanza. Mou, quedate tranquila, relajate y sentate ante el teclado, que cuando menos lo esperes, feliz y todo, la escritura va a salir.

Juan Solo dijo...

¡Qué bueno que hayas vuelto!
Yo lo intento constantemente —siempre estoy volviendo—, pero tengo más o menos tu mismo problema: estoy bien, o algo así, y a eso no hay con qué darle.
Entonces: no tengo ninguna receta. Me sacaste una sonrisa, y me alcanza para volver a la corrección de este libro horrendo un domingo a la noche. Bien.