Nos metimos de puntas de pie en un mundo gelatinoso. Lleno de preguntas que nadie hace, pero igual, por las dudas, te rehusás a responder. Entonces no hay preguntas ni respuestas ni mañana. Solo un hoy resbaladizo y hermoso. Un hoy que dura hasta que me voy o nos vamos, cada uno a su rumbo y su ritmo, después del mate. O ella vuelva y todo vuelva y mi rumbo sea hacia afuera, más o menos lejos, más o menos como antes, como siempre. Enredados, enchastrados, sonreídos, escondidos, absurdos, osados y qué me importa, ¿no?, qué me importa.
Qué te importa, me pregunto qué es lo que te importa. Pero claro, no hay respuestas y está bien así, nada importa en realidad. No quiero respuestas, no las creería. Nada importa, más que esta mañana y tal vez alguna otra. Antes o después de qué. Ya soy una persona, por fin, una mujer, una chica, una cualquiera, una especial. Una, por fin, alguna. Con el pelo mojado como aquella otra vez, pero esta vez de a dos y de verdad. Aunque sea una verdad limitada e imprecisa, como todas las verdades, al fin de cuentas.
Estoy contenta, eso es lo importante, y me pica todo.
Feliz Navidad.
martes, 25 de diciembre de 2007
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